Lis Monsibáez
Estas narraciones son exploración, testimonio y certidumbre de la piel de lo inmediato. Y, al no albergar otros anhelos, interpelan al lector de la forma más franca y limpia que existe: dibujando con valentía los hechos y sus consecuencias. La misma valentía que uno se exige a sí mismo cuando, a pesar de la oscuridad de las calles, la necesidad de vivir se impone al caminar por ellas y entenderse con el mundo.
Con La calle está oscura, pero no me importa Lis Monsibáez alcanza a configurar un pequeño gran universo donde lo cotidiano se hace trasfondo —dibujado poco a poco—, pero también atmósfera. Una atmósfera, ya saben ustedes, se respira: es respirable y necesaria. Está llena de olores gratos, neutros o feos. Un trasfondo se asemeja a un mural: inscripciones legibles, figuras, gestos.
Si necesitas más información sobre esta novela/libro, no dudes en ponerte en contacto con nosotros.